Un espacio de conexión entre el alma, la energía y la belleza consciente

Imagen vs Autoestima: ¿Para quién te vestís realmente?

¿Alguna vez te pasó quedarte parada frente al espejo sintiendo que nada de lo que te ponés te convence? Te probás una prenda, después otra, y terminás con un montón de ropa desparramada sobre la cama, sin saber qué elegir. Y lo peor es que, al final, te ponés algo que quizá ni siquiera te gusta, pero que "se usa", que viste en alguien más o que sentís que te va a hacer encajar.

Nos vestimos para el otro. Nos vestimos pensando en qué van a decir, si vamos a recibir aprobación, si vamos a gustar. Y en esa búsqueda, muchas veces nos olvidamos de lo más importante: ¿Cómo me siento yo con esto? ¿Me representa? ¿Me hace bien?

Hoy quiero hablarte de la diferencia entre imagen y autoestima, y de cómo podemos reconciliarnos con nuestra propia imagen para empezar a vestirnos desde el amor y la conciencia.


¿Qué es la imagen y qué es la autoestima?



Empecemos por lo básico: la imagen personal no es solo la ropa que usás o cómo te ves. Es el conjunto de todo lo que transmitís: tu energía, tu postura, tu manera de hablar y moverte. Es lo que los demás perciben de vos, pero sobre todo, es lo que vos sentís de vos misma.

Por otro lado, la autoestima es la valoración que tenés sobre vos misma. Es cómo te tratás, cómo te hablás y cómo te percibís más allá del espejo. Es la seguridad con la que te movés por el mundo, la confianza en quién sos y en lo que tenés para aportar.

Aunque la imagen y la autoestima están conectadas, no son lo mismo. Podés tener una imagen "impecable" para los demás, pero sentirte insegura por dentro. Y también podés tener una autoestima fuerte y sentirte bien con vos misma, más allá de los estándares de belleza.

El problema es que vivimos en una sociedad que nos enseñó a depender de la aprobación externa para sentirnos bien con nuestra imagen. Desde chicas, nos inculcaron que nuestro valor está ligado a cómo nos vemos, a si estamos dentro de ciertos cánones, a si cumplimos con las expectativas del entorno.

Y así, nos acostumbramos a mirar nuestro cuerpo con exigencia. Nos acostumbramos a dudar de nuestra propia imagen. Y nos olvidamos de que la única opinión que realmente importa es la nuestra.


El sistema que nos quiere inconformes


Nos han enseñado a mirarnos con lupa, a buscar imperfecciones, a compararnos con otras mujeres, con modelos inalcanzables, con imágenes editadas. Nos hicieron creer que si no cumplimos con ciertos estándares, valemos menos.

Y esto no es casualidad. Hay toda una industria que se beneficia de nuestras inseguridades.

Mientras más inconformes nos sentimos, más consumimos.

Más ropa. Más tratamientos. Más productos. Más experiencias diseñadas para hacernos sentir “mejor”.

Y el problema es que ese “mejor” nunca llega. Porque cuando creemos que al fin estamos alcanzando un estándar, aparece otro. Y así nos mantienen en una rueda sin fin.

Pero la buena noticia es que te estás dando cuenta. Si estás escuchando esto, es porque en algún punto de tu vida te cansaste de esta dinámica.

Ahora, la pregunta es: ¿Cómo rompemos este ciclo?


Vestirse desde el amor y la conciencia


El primer paso para salir de esta rueda es empezar a elegir nuestra imagen desde la autenticidad y el autoconocimiento.

Cuando te vestís, no se trata solo de cubrir tu cuerpo con tela. Cada prenda que elegís comunica algo. El color, la textura, el corte, todo tiene un significado. Y si lo elegís desde el amor, en lugar de la inseguridad o la necesidad de validación, vas a empezar a sentirte mucho más cómoda con tu imagen.


Algunas claves para vestirte desde la conciencia:

  1. Escuchá tu cuerpo: Si algo te aprieta, te incomoda o te hace sentir rara, no es para vos. No importa si está de moda o si “debería” quedarte bien según los demás. La ropa tiene que hacerte sentir libre, no atrapada.
  2. Revisá tu motivación: Antes de elegir una prenda, preguntate:
  1. Elegí colores que vibren con vos: Cada color tiene una energía y un significado. No elijas solo porque "está de moda", sino porque realmente te conecta con cómo querés sentirte.
  2. Vestite para vos, no para los demás: Si estás eligiendo tu ropa pensando en la mirada ajena, frená y volvé a vos. Preguntate qué te hace sentir bien y qué refleja tu esencia.
  3. Hablate con amor: Lo que te decís frente al espejo importa. Si cada vez que te mirás solo ves defectos, tu imagen nunca va a ser suficiente. Empezá a cambiar el diálogo interno.
  4. No compares tu imagen con la de los demás: Muchas veces creemos que las personas seguras no tienen inseguridades, pero la realidad es que muchas de ellas también están atravesando procesos internos. Nadie tiene una imagen "perfecta". Todos estamos en un camino de aprendizaje.


Construir una imagen alineada con vos misma


La autoestima no es algo que aparece de un día para el otro. Se construye. Y lo mismo pasa con nuestra imagen.

Cuando empezás a vestirte desde la conciencia, todo cambia. Tu ropa deja de ser un disfraz para encajar y se convierte en una herramienta para expresar quién sos realmente.

Vestirse con autenticidad no es un capricho. Es un acto de amor propio. Es una forma de decirle al mundo, y sobre todo a vos misma: “Así soy, y así me acepto”.

Así que la próxima vez que te pares frente al espejo, en lugar de preguntarte “¿Cómo me verán los demás?”, preguntate “¿Esto refleja quién soy y cómo quiero sentirme?”.

Esa respuesta lo cambia todo.


Reflexión final


Quiero que te quedes con esto: la imagen no es solo lo que los demás ven, es lo que vos sentís de vos misma. La autoestima no se compra con ropa ni con tratamientos, se construye día a día con amor y respeto por vos misma.

Si llegaste hasta acá, es porque estás lista para empezar a mirarte con otros ojos. Para dejar de lado la aprobación externa y empezar a construir una imagen que realmente te haga sentir bien.

Y recordá: la única persona que va a convivir con tu imagen toda la vida, sos vos. Merecés sentirte bien con quien sos.

Mi carrito